Venezuela en la mira: ¿Trump de vuelta y Maduro en el poder?
El regreso del 'América Primero': ¿Qué significa para el futuro de Venezuela?
El ambiente político en Estados Unidos se calienta. Las elecciones presidenciales de 2024 se acercan y, aunque todavía falta tiempo, las encuestas apuntan a un escenario casi inevitable: la victoria de Donald Trump.
El modelo de pronóstico de The Economist, uno de los más respetados a nivel mundial, le otorga a Trump un 75% de posibilidades de ganar, dejando a Biden con un magro 25%. Según este modelo, Trump lograría una mediana de 321 votos electorales, mientras que Biden solo alcanzaría 247.
Incluso The Hill, un medio conocido por su inclinación demócrata, le da en su modelo de pronóstico un 55% de posibilidades a Trump de ganar frente a un 45% para Biden. Su modelo actual le otorga a Trump 280 votos electorales y a Biden 258.
Al momento de escribir estas líneas Biden había renunciado a la carrera por la reelección y aunque le dio un apoyo a su VP Kamala Harris, Biden no puede simplemente transferir la nominación a Kamala. Ahora que ha abandonado la carrera, los 3.937 delegados demócratas seleccionados para la convención son esencialmente agentes libres.
Hay al menos 7 potenciales sustitutos y aunque se apuesta por un “proceso ordenado” para su escogencia, hay que recordar que en el partido demócrata existe la nada democrática figura de los denominados “Superdelegados”. Estos delegados “especiales” y automáticos son hoy unos 738 y pueden inclinar la balanza hacia un aspirante especifico mediante colusión, como ya sucedió en 2016 para favorecer a Hillary Clinton sobre Bernie Sanders.
Cualquiera que sea escogido en este sobrevenido y bizarro proceso para elegir un sustituto, parte en clara desventaja contra Trump, quien lleva mas de un año en campanha, primero por las primarias republicanas y ahora para la Presidencia.
Si las predicciones se cumplen, y Donald Trump vuelve a ocupar la Casa Blanca, Venezuela se enfrenta a un panorama complejo e incierto. El discurso de "America First" que Trump implementó en su primer mandato, y que parece estar retomando con fuerza, tendrá un impacto directo en la política energética y petrolera de Estados Unidos, y por ende, en Venezuela, dependiendo del resultado del 28 de julio.
La principal bisagra que vincula a Estados Unidos con Venezuela sigue siendo el petróleo. Por ello, es importante saber cual seria el enfoque de la política petrolera y energética de Trump en un segundo mandato.
La mano que mece la cuna: el America First Policy Institute (AFPI)
El America First Policy Institute (AFPI) es un grupo de expertos en políticas y una organización de defensa de derechos de centroderecha fundada en 2021 por Brooke Rollins y Larry Kudlow , ex asesores del presidente Donald Trump. La organización desarrolla y promueve políticas de derecha sobre una amplia gama de temas.
El AFPI es catalogado a menudo como una "Casa Blanca en la sombra". Es muy probable que Trump nombre a varios de sus secretarios de gobierno de entre los asesores miembros del AFPI. Si queremos tener una idea razonablemente confiable sobre la política petrolera y energética de una nueva administración Trump, hay que revisar las ideas del AFPI al respecto.
El petróleo: un arma de doble filo
Para elaborar este post, hemos consultado varios documentos públicos y posts del America First Policy Institute sobre política energética y petrolera, elaborados por asesores cercanos a Trump. Estos reflejan una visión clara: Estados Unidos debe recuperar su independencia energética y dejar de depender de países como Venezuela, que se consideran "no confiables" y “hostiles”.
Esta política energética, de ser implementada, tendría un impacto directo en la economía venezolana. Una probable disminución de la demanda de petróleo venezolano por parte de Estados Unidos, su principal cliente, provocaría una eventual e indeseable caída en los ingresos petroleros.
¿Cómo fortalecería Trump la producción nacional de petróleo y gas?
Según el Think Tank America First son varias las estrategias que Trump emplearía para fortalecer la producción nacional de petróleo y gas en Estados Unidos:
Apertura de nuevas áreas de exploración: El documento menciona la necesidad de explorar áreas como el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Alaska (ANWR) y la Reserva Petrolera Nacional de Alaska (NPR-A), que han sido controvertidas por su impacto ambiental. Esta medida busca aumentar la oferta de petróleo y gas nacional.
Reducción de regulaciones ambientales: El documento sugiere la flexibilización de las regulaciones ambientales para facilitar la exploración y extracción de petróleo y gas, lo que podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente.
Impulso a la tecnología: Se menciona la necesidad de invertir en tecnologías de fracking y exploración en aguas profundas para aumentar la producción nacional.
Incentivos fiscales: El documento propone incentivos fiscales para las empresas que inviertan en la producción de petróleo y gas en Estados Unidos, buscando atraer inversión y aumentar la producción.
Promoción de la independencia energética: Trump busca reducir la dependencia de Estados Unidos en las importaciones de petróleo y gas, lo que implicaría aumentar la producción nacional y disminuir la demanda de petróleo extranjero.
Si gana en noviembre, Trump se dispone a revocar o al menos intentar desmantelar muchas de las políticas energéticas y climáticas del presidente Biden, incluidas las normas sobre el metano, la pausa en los nuevos permisos de exportación de GNL, los mandatos de vehículos eléctricos, el arrendamiento federal de petróleo y gas, e incluso partes de la Ley de Reducción de la Inflación.
Impacto sobre Venezuela: depende del resultado electoral del 28 de Julio.
Basándonos en el aumento histórico de la producción y en el potencial impacto de las políticas de Trump, podríamos estimar un aumento de la producción interna de Estados Unidos de, al menos, 2 a 3 millones de barriles por día para 2028. Esto llevaría la producción total a un rango de 15,4 a 16,4 millones de barriles por día, reduciendo notablemente su dependencia energética externa.
Segun esos estimados, Estados Unidos estaría aumentando su producción, en solo 4 años, en una cantidad que es de 2 a 3 veces lo que Venezuela produce hoy. ¿Es eso posible? La capacidad que tiene Estados Unidos para aumentar su producción interna es enorme. Actualmente produce 13,4 millones de barriles por día, mas que ningun otro pais en la historia y viene liderando la producción mundial por 6 años seguidos.
Si ha tenido ese crecimiento en medio de una enorme carga tributaria impuesta por la administración Biden a la industria del petróleo y el gas, imagine lo que podría hacer con los incentivos tributarios y rebajas que planea Trump.
Tan solo el pasado mes de febrero de 2024, la producción de petróleo en EE UU aumentó en 578 mil barriles por día (bpd), según datos de la EIA. En solo un mes, el aumento de la producción interna fue 3 veces mas que los 180 mil bpd que les enviamos desde Venezuela.
Recordemos que fue durante la era Trump que se impusieron severas sanciones a Venezuela, buscando debilitar al régimen de Nicolás Maduro y presionar por un cambio democrático. Estas sanciones, que golpearon duramente a la industria petrolera venezolana, eliminaron de un plumazo y de hoy para mañana casi 600 mil barriles diarios de crudo venezolano del mercado estadounidense, algo que parece ya se nos olvido.
Si Maduro se reelige en un proceso no creíble o evidentemente fraudulento, es altamente probable que volvamos a un escenario como ese. Estados Unidos esta convencido de que la única posibilidad que tiene Maduro de ser electo, es manipulando el sistema, como queda en evidencia en un informe reciente del Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos.
En adición a ello, el gobierno de Maduro, no ayuda mucho con su retórica y acciones a no ser percibido por una nueva administración Trump como hostil o no confiable. Veamos una pildora de hechos:
La situación actual entre Venezuela y los Estados Unidos ha sido complicada por la falta de cooperación del gobierno de Maduro en asuntos críticos como la protección de los derechos humanos, la lucha contra el narcotráfico y el apoyo a la democracia. Estos factores han contribuido a que Venezuela sea considerada una nación con la cual los Estados Unidos han tenido dificultades para mantener relaciones fiables y constructivas en términos de política exterior.
Un memorando secreto obtenido por The Associated Press, detalla una operación encubierta de varios años de la DEA, que envió agentes encubiertos a Venezuela para grabar y construir subrepticiamente casos de narcotráfico contra los líderes del país, una investigación que según las autoridades tenía como blanco a decenas de personas, incluido el presidente venezolano Nicolás Maduro.
Venezuela ha fortalecido sus lazos con Rusia, incluyendo acuerdos de compra de armas y entrenamiento conjunto. Esto genera preocupación en Washington, ya que Rusia ha demostrado ser un actor hostil en el escenario internacional, con acciones como la invasión de Ucrania. La presencia de Rusia en Venezuela puede verse como una amenaza para la seguridad regional y un desafío al poder estadounidense en la región.
Las relaciones tóxicas entre Venezuela e Irán se han intensificado en los últimos años, incluyendo acuerdos de cooperación energética y militar. Irán es considerado un Estado patrocinador del terrorismo por EE. UU., y su presencia en Venezuela, especialmente la del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y la Fuerza Quds, preocupa a Washington. Se teme que Irán pueda utilizar Venezuela como plataforma para expandir su influencia en América Latina, lo que podría representar una amenaza para la seguridad regional.
No es extraño que rueden por alli análisis segun los cuales un nuevo mandato de Trump sera “pragmático” y “moderado”, desestimando el impacto negativo que la combinación de un Maduro fraudulentamente electo y un Trump 2.0 pueda tener. Los analistas del New York Times no piensan lo mismo:
“Un segundo mandato de Trump sería distinto no tanto por su carácter sino por su entorno. Todas las fuerzas que en cierto modo contuvieron sus tendencias autócratas en su primera presidencia (miembros del personal que consideraban que su trabajo era a veces contenerlo, los pocos republicanos del Congreso dispuestos por momentos a criticarlo u oponerse a él, un equilibrio partidista en la Corte Suprema que a veces fallaba en su contra) serían más débiles.”
Si el candidato opositor Edmundo Gonzalez gana la elección, el resultado es reconocido por Maduro y se inicia una transición negociada, podríamos esperar una extensa cooperación del gobierno americano con Venezuela y un levantamiento total de las sanciones sectoriales.
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